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Formarse en Counselling en duelo requiere trabajar los propios duelos

José Carlos Bermejo supervisa futuros expertos.

En el marco del posgrado en intervención en duelo hemos hecho unas interesantes prácticas de supervisión en la cámara de Gesell, la sala de cristal unidireccional que permite hacer prácticas siendo vistos por el tutor y los compañeros sin ser vistos ni molestar la intimidad que se genera entre el que practica el counselling y la persona en duelo.

Una vez más he comprobado la importancia que tiene el trabajo de integración de las propias pérdidas para ayudar a los demás. Es difícil que un ciego guíe a otro ciego si el primero no conoce el "terreno" y ha hecho sus procesos previos de exploración y de manejo de la propia vulnerabilidad. Terminarán por caer los dos en la misma fosa o, por así decirlo, por no entrar en ningún rincón de interés pasando de largo del significado de la verdadera escucha y acompañamiento.

Ya lo advirtió Freud al final de su vida: alguien que quiere ayudar a los demás en su vida necesita tener antes resuelto el conflicto en el que quiera ayudar. En su obra “Análisis terminable e interminable” del año 1937, dos años antes de su muerte, cita una conferencia dada por Sandor Ferenczi diez años antes, en 1927, en el Congreso de Psicoanálisis de Imsbruck. La tesis de Ferenczi era que el éxito de la terapia psicoanalítica depende de que el analista haya aprendido de sus propios errores y equivocaciones y haya corregido los puntos débiles de su personalidad. Nadie puede ayudar a otro en un conflicto que él mismo no tenga resuelto. Freud dice que un terapeuta que no haya alcanzado un cierto nivel de normalidad no puede ser útil para los pacientes. Y eso es lo que sucede con demasiada frecuencia. Su tesis es que los psicoterapeutas no tienen muchas veces la madurez psicológica a la que intentan conducir a sus pacientes.

En tanto es capaz de trabajar, un médico que sufra de los pulmones o del corazón no se halla impedido para diagnosticar y tratar enfermedades internas, mientras que las condiciones especiales del trabajo psicoterapéutico hace que los propios defectos del terapeuta interfieran en el correcto  establecimiento por él del estado de cosas en su ayudado y le impidan reaccionar de un modo eficaz. Por tanto, es razonable esperar de un counsellor para intervenir en duelo -como parte de sus calificaciones- un grado considerable de normalidad y de salud en la integración de los propios duelos.

 

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