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Dar gracias humaniza

Desde que se declarara el estado de alarma en España, una oración llega rebotada desde el teléfono de José Carlos Bermejo y luego desde segundos, terceros o cuartos re-envíos. Un minuto y medido de acción de gracias. Por todo, por cualquier cosa, material o espiritual.

Es un empeño vivido ya más de 600 días mediante el cual nos unimos en asamblea digital expresando la bondad de lo que recibimos. Y hace bien dar gracias. Hace bien al ánimo, a la salud, a las relaciones, a la conciencia. Al dar gracias ponemos nuestra atención en lo recibido, no solo en lo que vamos perdiendo. Ponemos atención en lo que nos es dado, en todo el bien que nos rodea, con una mirada positiva, haciendo memoria de que todo nuestro esfuerzo es insuficiente para alcanzar ni siquiera una mínima parte de lo que tenemos.

Al agradecer, nos unimos a un reconocimiento que nombra y así nos desafiamos a nosotros mismos a cuidar, a compartir, a hacer fecundo lo recibido para que redunde en un mundo más humano, más habitable, más amable para todos. Al orar de esta manera, más que pedir, nos disponemos activamente en actitud de reconocer y comprometernos. ¡Qué saludable es dar gracias!

 

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