Cuando Camilo estaba desanimado en el Hospital de Santiago de los Incurables, además de que ya había intentado varias veces ser capuchino, fue a pedirle al padre Pedro Sariani, hermano de San Juan de Dios, gran amigo suyo, que le admitiera en su Compañía. Tampoco este le admitió por su herida. José Carlos Bermejo sigue investigando sobre la figura del gran humanizador de la salud
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