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San Camilo: Paciente y expulsado

Camilo fue expulsado del Hospital de Santiago en 1574. Tenía 24 años, acusado de causar problemas por su carácter impulsivo y sus enfrentamientos con los trabajadores. Tres veces estuvo ingresado Camilo en el Hospital de Santiago de los incurables de Roma.

Fue en él donde en tuvo la intuición, el 15 de agosto de 1582, de constituir una compañía de hombres buenos que sirvieran a los enfermos, no por interés, sino con la ternura con la que una tierna madre cuidaría a su único hijo enfermo.

Su primer biógrafo, Sancio Cicatelli, lo cuenta así: “Así pues, estando él una tarde hacia el oscurecer (que podía ser una hora de la noche) en medio del hospital sorprendido por estas consideraciones, le vino el siguiente pensamiento. Que a tal inconveniente –la deshumanización del cuidado a los enfermos- no se podía poner mejor remedio que liberar a esos enfermos de la mano de aquellos mercenarios y, en lugar de ellos, instituir una compañía de hombres piadosos y de bien que, no ya por paga, sino voluntariamente y por amor de Dios, les sirvieran con aquella caridad y amabilidad que suelen mostrar las madres respecto a los hijos enfermos. Le sobrevino, asimismo, en esta primera inteligencia, la idea de que dichos hombres píos (para que fueran conocidos como tales por la ciudad) podían llevar algún signo en sus vestidos, como, por ejemplo, una cruz o algo semejante”.

La narración de Cicatelli nos deja claro que, tras su empeño sostenido por ser religioso franciscano capuchino, lo que realmente le movió no fue crear una Orden religiosa, sino humanizar el mundo hospitalario mediante un movimiento de renovación de las personas y los modos de cuidar. Particular relevancia la había de tener la motivación de los cuidadores, altruista y no egocéntrica, vocacional y no otra.

 

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