El 14 de julio de 1614, San Camilo moría. Dejó un legado espiritual de humanización del cuidado a los enfermos sin igual: "con el corazón en las manos", "como una tierna madre a su único hijo enfermo". José Carlos Bermejo lo difunde en sus intervenciones, charlas y clases, así como lo expresa en el Centro San Camilo para mayores y enfermos al final de la vida (paliativos) y para el acompañamiento al duelo.

 

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