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Morder la luz

Hasta que alumbre el sendero del bien, propio y ajeno. Morder la luz hasta que le salgan los entresijos desvelados. Morder la luz hasta que el discernimiento lo podamos hacer en verdad. Morder la luz hasta que las motivaciones queden a la vista. Morder la luz hasta que logremos que doble las esquinas y alcance a los sótanos, aun manteniendo la sombra.

Vivir jugando con la verdad, enmascarándola, diciéndolo bajita por falta de competencias relacionales y emocionales en las relaciones sanitarias, es deshumanizar. Tenga como agente al profesional o al propio paciente. La luz sobre las conductas, los síntomas, la adherencia, el diagnóstico, el tratamiento, sus efectos secundarios, los tiempos de rehabilitación, el significado de la paliación… La luz humaniza.

Sueño con los profesionales de la salud estudiando retórica, trabajando sobre autoconocimiento, aprendiendo a dar malas noticias, investigando sobre las consecuencias de la buena o mala comunicación, levantando acta de que una buena comunicación es el mejor tratamiento. Sueño con que mordamos la luz en salud.

 

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