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¿Ley de Eutanasia? Como mínimo, una obscenidad»

¿Es posible que una ley que saca de la manga un derecho a dar muerte a una persona, responda a lo que la gente realmente quiere, que es “no sufrir”? ¿Acaso es que no hay otros modos de conseguir “no sufrir” o aliviar al máximo el sufrimiento, más que la eliminación de la vida?

"Quienes estamos convencidos de que ni siquiera el “derecho a morir” se sostiene, y que dar muerte no puede ser un nuevo fin de la profesión médica ni una nueva prestación de la cartera de servicios del sistema sanitario, promoveremos un camino alternativo"

Es posible que quien justifica la ley de la eutanasia, no se dé cuenta de que su solicitud es solo la punta de un iceberg que, con la práctica de esta, no veremos su verdad escondida, tan compleja como desafiante para humanizar la respuesta al sufrir humano

Una ley por el camino de las prisas, con la fórmula de proposición en lugar de proyecto de Ley, en un momento en el que temblamos y tememos por proteger la vida, sobre todo la de los más frágiles, sin debate social, a partir de estadísticas no contrastadas con lo que la gente entiende por morir con dignidad y por eutanasia, sin trabajar antes por universalizar los cuidados paliativos en nuestro país, no puede ser ni oportuna ni justa. Como mínimo, una obscenidad.

Otra cosa son las consecuencias que va a tener, quizás no chequeadas en los países donde se va por delante. Bien valdría la pena leer “seducidos por la muerte” sobre lo sucedido en Holanda. ¿Cuáles son los porcentajes de los fallecidos “por eutanasia” que fueron inducidos a pedirla? ¿Y cuántos los que ni lo pidieron ni fueron consultados? ¿Cómo es esa bendita pendiente resbaladiza en la que nos resistimos a creer? ¿Qué nos dice el hecho de que, en Holanda, casi la cuarta parte de los médicos admiten haber acabado con las vidas de enfermos que no les habían dado su consentimiento?

 

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