Un despertar tardío, eso es humanizar en el contexto sanitario. No es una agresión o descalificación a los profesionales sanitarios. Algunos se sienten acusados. ¡No! Las profesiones sanitarias humanizan por esencia, por sí mismas. Son la respuesta entrañable de la sociedad a la fragilidad humana. También en el morir. ¡Qué bien!

Pero (y en el “pero” está la cuestión), no siendo una moda, humanizar es un despertar tardío. Llevamos décadas con un modelo asistencial inadecuado para personas mayores con enfermedades crónicas avanzadas. Llevamos un camino de biologización del mundo de la salud y de la enfermedad, así como del académico en ciencias biomédicas. Durante años, muchos pacientes recibían intervenciones desproporcionadas —ingresos hospitalarios repetidos, procedimientos invasivos, tratamientos agresivos— que no mejoraban su calidad de vida y frecuentemente la empeoraban. Simultáneamente, sus verdaderas necesidades —control de síntomas, apoyo emocional, planificación anticipada, acompañamiento espiritual— quedaban desatendidas.

Lo que estamos promoviendo al hablar de humanización no es una moda sino una corrección de rumbo necesaria y tardía.

Decía Coco Chanel: “La moda pasa, el estilo permanece”. Eso es lo que buscamos cuando hablamos de humanizar: un estilo, una identidad alineada con los valores del humanismo.

 

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