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Escucha y gratuidad

Un aspecto debatido en algunos servicios de ayuda que tienen como misión promover el consuelo, el counselling, es la cuestión del dinero. Es sabido que pagar representa un refuerzo del vínculo terapéutico, porque el ayudado se compromete más intensamente con el abordaje de sus dificultades al experimentar que también esa ayuda supone un precio contra su bolsillo. No obstante, hay personas que no pueden pagarse un proceso de varias sesiones de escucha activa y relación de ayuda debido a su situación social y económica. La gratuidad de los servicios habrá de ser abordada también en la relación, quizás promoviendo la aportación voluntaria de lo que el ayudado pueda, o quizás motivando de manera que la gratuidad no anule la motivación al cambio.

La gratitud es una sabia disposición también hacia el terapeuta cuando realmente se siente escuchado. Eventuales reacciones transferenciales habrán de ser abordadas, para no fomentar la alteración de la autenticidad en los vínculos que unen a uno y otro. Sin embargo, la expresión de la gratitud hacia el que escucha y logra alguna forma de consuelo, representa un indicador de madurez, así como su acogida por parte de quien escucha. “Gracias por escucharme” es saludable decirlo y acogerlo en las relaciones de ayuda.

En el mundo de la psicoterapia, algunos profesionales proponen que no se ha de hacer tratamiento gratuito, porque tiene implicaciones negativas en la motivación del cliente y desprestigio del mismo acto de escuchar y atender en el sufrimiento. La complejidad de este aspecto, puede dejar abierta la cuestión, en tanto que efectivamente hay personas y contextos en los que no se puede pagar la escucha profesional.

 

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