Año publicación: 2000
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Relacionarse con las personas con deterioro cognitivo puede ser fuente de malestar tanto para el cuidador como para el enfermo. Algunas pistas pueden ser útiles.
Utilice frases sencillas, no largas ni sobre temas que necesitan ser razonados. ¿Cómo te sientes, por qué haces esto? son frases complicadas. Oriente mucho en el espacio y el tiempo: “hoy es lunes, es por la mañana, vamos a desayunar”. No pregunte lo que ya sabe. Afírmelo. No diga: “¿te ha gustado la comida? Sino “¡qué buena estaba la comida!”. Estimule a hacer las cosas directamente. No diga: “¿quieres dar un paseo?”, sino “vamos a dar un paseo” y después acepte el no, si lo cree conveniente. Proporcione seguridad: sonría, tome del brazo, de la mano, etc. No reproche ni compruebe los olvidos. No pregunte “¿no te acuerdas?” sino acepte que no se acuerda y recuérdeselo. Hable como a un adulto, no como a un niño. Evite palabras y frases propias de la relación con los bebés y los niños. No hable en plural cuando se quiere referir al singular. No diga “hoy tenemos buen aspecto” si quiere decir “hoy tienes buen aspecto”. Es preferible que diga lo que debe hacer y no lo que no debe hacer. No diga “no te muevas del salón” sino “quédate en el salón”. Muestre los objetos a los que se refiere, cuando pueda. Diga “te voy a pelar una manzana” (mostrándola) en lugar de preguntar ¿qué quieres de postre? Ayude a reconocer a las personas. No diga “¿te acuerdas de mí, o de fulano?” sino: “soy...” o “ha venido Pedro” (señalándole). Controle sus emociones y, cuando se canse ante las dificultades, pida ayuda no sólo para el enfermo, sino también para usted.VOLVER